El manejo del tiempo en tu relación laboral y personal
Una buena administración del tiempo nos permite ejecutar organizadamente las actividades dentro y fuera del trabajo. Qué podemos hacer y qué no para mejorar en el manejo de nuestro tiempo.
Cuando trabajamos intentamos hacer todo lo posible por ser productivos en nuestro día a día, pero muchas veces no lo logramos. El manejo del tiempo consiste en organizar, planificar y programar nuestros días, semanas o meses con el objetivo de generar un trabajo efectivo y aumentar la productividad.
¿Cómo podemos hacer para manejar el tiempo correctamente?
- Reconocer qué cosas nos hacen perder el tiempo. Hay actividades que ignoramos que nos hacen perder tiempo (el celular por ejemplo), y algunas veces hasta influyen en nuestro estado de ánimo. Una forma de hacerlo es anotando todo lo que hacemos a diario para poder identificar estos gastadores de tiempo.
- Descubrir cuáles son nuestras prioridades. Aprendiendo a determinar nuestras prioridades podremos ser efectivos en el manejo del tiempo, incluso si no llegamos a realizar las demás tareas de importancia menor.
- Aprender a delegar. Una vez establecidas las prioridades, debemos enfocarnos en las cosas más importantes y organizarnos para que otras personas realicen las tareas más rutinarias y monótonas, aún cuando debamos pagar por ello.
- Crear una rutina y seguirla diariamente. Es decir, armar un calendario o esquema para realizar cada una de las actividades y así guiarse a lo largo del día.
- Disponer los tiempos específicos para cada actividad. Tener en cuenta cuáles serían los tiempos apropiados para desarrollar cada actividad y cumplirlos.
Poner en práctica estos consejos nos permitirá sacar provecho de nuestro tiempo y alcanzar nuestras metas con eficiencia y rapidez. Es importante tener en cuenta que el estrés o la insatisfacción pueden ser señales de mal manejo del tiempo.
¿Cuáles son los enemigos del manejo del tiempo?
- Vivir apurado. La prisa perjudica nuestra salud y afecta los resultados de nuestras acciones. En ocasiones, incluso, perdemos más tiempo porque tenemos que corregir los errores ocasionados por andar a las corridas.
- Falta de organización. No saber dónde están las cosas, olvidar reuniones o tareas pendientes, provoca mayor pérdida de tiempo y, en consecuencia, mucho estrés.
- Querer hacer demasiadas cosas en muy poco tiempo.
- Mala planificación. La falta de planificación implica que se pierde el tiempo en cosas poco importantes. En el plano opuesto, planear demasiado puede hacer que nos quedemos en los planes, sin pasar a la acción.
- Poca información. Si sabemos el tiempo que necesitamos para llevar a cabo una tarea, somos mucho más eficientes y nos estresamos menos.
- Dificultad para establecer prioridades.
- Carencia de autodisciplina. No tener la voluntad necesaria para hacer primero lo indispensable o importante y después lo que deseamos.
- Posponer o procastinar. Dejar que se acumulen las tareas pendientes (puede que luego se nos haga imposible hacerlas a todas).
- Indecisión. La dificultad para tomar decisiones provoca, además de angustia, una pérdida de tiempo importante.
- Incapacidad para decir que NO.
- Creencia errónea de que estar muy ocupado es ser productivo o muy eficiente. Esta idea busca la cantidad y no la calidad de nuestras acciones.
¿Te pusiste a pensar alguna vez en el manejo de tu tiempo? ¿Cuáles de todas estas cosas hacés? ¿En cuáles podés mejorar?