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¿Qué es la gestión de la Experiencia del Empleado?

Muchas organizaciones tienen como prioridad, dentro de su agenda, ganar agilidad en la gestión de los negocios. Y ocurre que, pensar en lo que necesita el negocio, los obliga, necesariamente, a pensar en la gestión en la Experiencia del Empleado (EX). Esto es: cómo debe resultar trabajar en una organización teniendo en cuenta el vínculo entre las áreas, cómo deben ser los procesos de producción y de gestión del negocio, qué competencias necesitamos desarrollar en las personas y en particular en los líderes. 

El diseño y la gestión de la Experiencia del Empleado (EX) es competencia de varios actores partícipes en la empresa. Es un tema que atraviesa la organización completa, donde cada quien tendrá su cuota de injerencia y responsabilidad. Es así que, el área de RR.HH, por lo general, participa garantizando la coherencia, coordinando esfuerzos y asegurando el monitoreo permanente que ayude a realizar las correcciones a tiempo.

Muchas veces ocurre que las áreas de negocio suelen tener claro que necesitan ganar agilidad en su gestión si quieren lograr mejores resultados, pero no siempre tienen la misma claridad respecto al camino a seguir. Algunas veces optan por instrumentar metodologías ágiles, sin considerar cuáles son los pilares que definen a las organizaciones ágiles.

Los pilares de este tipo de organizaciones son tres: 

1. Equipos balanceados

Nos referimos a la cantidad justa de personas para conformar ese equipo. Esto implica: quiénes son, qué estrategia podemos instrumentar para apuntalar este pilar desde el diseño y la gestión de EX, cuáles instrumentar en términos de desarrollo, concientización y comunicación, y cuáles son los indicadores más apropiados para monitorear la correcta ejecución de los distintos actores.

2. Calibración permanente

En este punto no se trata de hacer ajustes en la gestión del desempeño, sino de detectar las fallas y gestionar los ajustes en tiempo real en el interior de los equipos. Nos referimos a la gestión en el avance de los proyectos, de los objetivos de gestión y a la detección de puntos de desvío sobre los cuales necesitamos intervenir en el momento.

Para que esta calibración permanente sea posible, necesitamos facilitarle a los líderes, herramientas concretas de calibración. Aquí podemos utilizar las metodologías específicas de agilidad que ayudan: SCRUM, Six Sigma, Kanban, Design Thinking, etc.

Por otro lado, es importante fomentar una cultura en la que los colaboradores puedan hacer su propio seguimiento y se sientan motivados a levantar la mano cada vez que necesiten. Aquí el diseño de la Experiencia del Empleado tiene un rol central: cómo gestionamos el error, cómo incentivamos la búsqueda activa de áreas de oportunidad y qué indicadores específicos de EX elegimos para monitorear la ejecución en este punto.

3. Estabilidad

Para aspirar a conseguir una organización ágil es conveniente que antes desarrollemos un ambiente de seguridad, de estabilidad emocional, de resiliencia y de confianza personal en nuestra gente y en nuestros equipos. Aquí el área de Recursos Humanos  vuelve a tener un papel muy relevante, especialmente en lo que respecta al diseño de una estrategia integral de comunicación y en el desarrollo y promoción de competencias específicas de liderazgo. 

Como dijimos, en la gestión de la Experiencia del Empleado participan muchos actores y sería muy conveniente compartir la responsabilidad con ellos, tanto en lo que refiera al diseño como a la la gestión en sí. Esto nos ayudará a posicionar la gestión como lo que verdaderamente es: un driver del negocio. Así, trabajamos para enriquecer el trabajo de las personas y para hacer que éste les resulte interesante, factible y pueda cumplir con sus aspiraciones.

Las organizaciones que se centren en la construcción de su Experiencia del Empleado atraerán, desarrollarán y retendrán a los mejores talentos, al tiempo que reducirán los costos y lograrán la agilidad operacional.

Si querés asesorarte sobre este tema, ¡contactate con Humaniz!